domingo, 16 de septiembre de 2012

A esa personita...

20:25 de un martes cualquiera en Madrid. A 633 kilómetros, una personita está comenzando a desempaquetar maletas en una ciudad desconocida, con calles desconocidas y gente desconocida. Todo un mundo por descubrir. "Será una etapa genial de mi vida", se convence. Lo que ella no sabe es que no sólo será una etapa, sino el comienzo de una vida diferente. Distinta. Nueva.

A falta de un día, una mañana o, al menos, una hora para que esa personita y yo hubiéramos estado a solas y habernos despedido como la ocasión lo merecía, qué mejor manera que dejar plasmado en un diario público lo que esa "personita" significa para mí y lo que voy a echarla de menos. Así, de paso, y como toque humorístico al asunto, le doy un puntito en la boca a todos aquellos que me tildan de "Rubia tonta" sin conocerme. Señores, sé escribir como una adulta, que soy periodista, nunca lo olviden. Y voy a demostrarlo. Así, con el corazón al descubierto. No hay mejor forma de expresión humana que el sentimiento.

Y así, a modo de cuento, te diré que...:

"Todo comenzó una mañana de invierno del año 1990. Mediodía invernal, sí, pero un Sol ansioso de hacerse notar hacía de este día una jornada con olor primaveral. Parecía un fin de semana como cualquier otro. Una niñita vivaracha de ojitos verdes subía y bajaba la cuesta de su calle montada en su juguete preferido: un triciclo rojo al que amaba con locura. Calle arriba, calle abajo. Calle arriba, calle abajo. Era una pequeña urbanización a las afueras de la capital, donde apenas circulaban coches. Esa niñita se sentía feliz de respirar aire puro y poder corretear sin miedo a nada. 

Todo transcurría como de costumbre. Era la niñita mimada de la calle, el ojito derecho de todos los vecinos. Al fin y al cabo, era la única chiquilla de toda la zona. Hasta esa querida mañana de invierno con olor a primavera. Y es que, a tan sólo 20 metros de su casa, una familia comenzaba a desempaquetar una vida nueva. Unos padres altos y muy morenos traían consigo a otra niña. ¡Una amiga! Pequeña de tres años morena, muy morena. Con grandes ojos negros y melena rizada.

Desde entonces, química absoluta entre las dos niñitas. To be continued..."

¿Y por qué no hay un fin? ¿Por qué el cuento se termina ahí, en esa mañana? No acaba, al contrario, sólo es el comienzo de una historia que dura ya más de 22 años. Una historia que no tiene fin, porque la amistad, mi personita querida, si es pura, como la nuestra, es para siempre.

Y así, como tus padres en su día, cuando decidieron desempaquetar una vida nueva en esa pequeña urbanización, tú, ahora, haces lo mismo. A 633 kilómetros. Es el principio de "algo" que cambiará tu vida para siempre. Tu mentalidad y tu manera de ver las cosas darán un giro de 180 grados. En estos meses, aprenderás a valorar cosas a las que quizás antes no les dabas la más mínima importancia (véase poner una lavadora, hacer la compra sin coche en el que llevar las bolsas o racionarte el dinero por miedo a no poder comprar papel higiénico a fin de mes). Descubrirás placeres e interrogantes hasta ahora desconocidos. Los momentos buenos serán maravillosos y los regulares serán negros, muy negros. Aún así, esos momentos maravillosos suplirán con creces esos bajones que puedas tener echando de menos algo que no tienes cerca en ese momento.

Te echaré de menos, sí, pero no de la misma manera que te puedan extrañar los demás. Como sabes, hace tres años que tú y yo ya nos separamos por las mismas circunstancias. La misma experiencia. Destinos diversos, sí, pero fines similares. Te añoñaré, pero por encima de eso siempre pensaré en lo que te está tocando vivir. Lo que yo viví y con lo que me quedo. El mejor año de mi vida. Y éste, AMIGA, es tu año. El mejor de la tuya.

Sin más, te quiero.

P.D.: Véase cuán orgullo he tenido que tragarme para colocar "sin más" en mis palabras. Y todo por ti, pequeña flor. ¿Ves? He vuelto a hacerlo...

P.D. 2: Sólo esa personita y yo entendemos el porqué de la primera posdata ;)


lunes, 3 de septiembre de 2012

¡¡He vuelto!! ¡¡He vuelto!!

Sí. He vuelto. Y con dos kg más. O tres. O cuatro. En realidad, ni lo sé (y tampoco quiero saberlo). Tras más de un mes sin dar señales de vida humana por lo que viene siendo éste, mi pequeño y neurótico huequito blogger, he vuelto.

Perdonadme, sé que moríais lentamente sin tener noticias de las historias raras a la par que reales de vuestra rubia favorita, pero creedme cuando os digo que apenas he estado en la querida "capi" para poder escribir. De verdad, trabajar tanto me está dejando sin vida bloggeril. ¡Ah, no, esperad! El trabajo no, que sigo parada y bien parada, gracias. Quería decir que mi vida social veraniega de tres meses tocándome la peineta (sí, ya van 90 días sin experimentar lo que viene siendo el milenario arte de madrugar y currar durante ocho horas. O más.) no me ha permitido, siquiera, escribiros cuatro parrafitos para contaros mi egocéntrica vida.

Pero, repito, sed felices, porque ya he vuelto. Y esta vez -me da- que para quedarme mucho tiempo. Hasta que a la maldita crisis le apetezca aflojar un poco las cuerdas y el mercado laboral decida contratar a esta humilde periodista/publicista/relaciones públicas/marketiniana y comunicadora nata (y humilde, humilde, oiga).

Mes y medio en el que -cómo no- he acumulado anécdotas varias (surrealistas todas, of course) para compartir con todos vosotr@s. Todas son largas de contar y requieren de una concentración infinita que ahora no poseo (no me pidáis más; estoy escribiendo en un cuaderno de cuadritos -de los pequeñitos- para poder llegar a los Madriles y hacer un copy-paste rápido in my computer. Ya echaba de menos mis "poliglotismos" varios). Si algun@ se pregunta por qué cojones estoy posteando vía Pilot azul, sabed que se debe a dos cosas (aviso que la segunda de ellas es la más inútil que vais a leer en este blog. Y mirad que hay cosas sinsustancia entre mis líneas para elegir...): 

La primera -y haciendo mención a mi querida y pequeñita (pero matona) amiga Teresa-: La inspiración llega trabajando. Y es que anoche, mientras mis amigos se emborrachaban con calimocho (no esperéis más, ya están caninos después de tantas fiestas a base de alcohol del caro), nosotras hablábamos 100% sobrias (llevo 11 días sin probar nada de alcohol. Ni una caña. Ni una gota. Pero esta historia ya forma parte de otro post. Tranquil@s, no me he vuelto alcohólica ni nada parecido. Todo tiene que ver con mi "Operación fuera lorza post vacaciones". Pues eso, que entre conversaciones varias que no van a ninguna parte y otras que puede lleguen a buen puerto, me soltó este refrán. Corto pero verídico. "La inspiración llega trabajando." Así que, siendo las 18 de la tarde y tras tres fracasos absolutos de intento de siesta, me he dicho: "Alba, pilla papel y boli (Bic siempre. Mierda, no hay. Aquí sólo tengo Pilot) y empieza a escribir, que al final se te olvidará juntar sílabas para formar palabras". Y mira, con la tontería, lo que parecían iban a ser tres párrafos guarros (con todos mis respetos) para saludaros y deciros "¡¡Estoy aquí!! ¡¡He vuelto!!", se han convertido en un post de los gordos. Y de los que duele la mano (que ya llevo dos hojas de cuaderno...)

Bueno, y mi segunda "cosa" por la que estoy escribiendo en un puñetero cuaderno es por la simple y gilipollas idea de ponerme a prueba a mí misma (sí, otra de mis neuras varias). ¿Cuál esta vez? El miedo atroz a que se me hubiera olvidado coger un bolígrafo. Y, sí, amig@s, mis miedos eran reales. He olvidado escribir. Escribir "bonito", se entiende. ¿Dónde habrá quedado mi preciosa letra redonda, que despertaba envidias allá por donde pasaba? (Reíos, pero mi caligrafía era alabada allá donde quedaba rubricada). Pues bien, ahora mis letras perfectas se han convertido en una especie de caligrafía ininteligible con símbolos jeroglíficos a modo de palabras. ¿Hace cuánto tiempo que no me paraba a coger un lapicero? ¿Una década? ¿Dos? ¿Un siglo, quizás? ¡Cuánto daño han hecho teclados varios y demás dispositivos tecnológicos!

¿Alguna vez os habéis parado a pensar (yo sí, ya sabéis, mi cabeza no para de dar vueltas full time) que, a este paso, nuestros hijos no sabrán ni coger un lápiz para escribir su nombre? En vez de eso, sabrán manejar un iPad desde la cuna (eso si el IVA nos permite comprarlos, que, tal y como vamos, no podremos ni comprar pan cada día...) ¡Con lo que molaba comprarse el más molón de los estuches antes de comenzar cada curso. Tenía que ser el más grande, con todos los colores (incluidos el blanco, algún uso le encontraríamos a lo largo del año, aunque fuese para metérnoslo por la nariz) y del dibujo animado de la termporada (véase Princesas Disney, Rayo McQueen o los Fruitis)...

Dejando pensamientos freakes en voz alta a un lado, pues eso, que gracias a a Teresita he matado dos pájaros de un tiro (odio esta expresión, pero la mano me duele demasiado como para tacharla y pensar otra): la inspiración me ha llegado trabajando (malamente, pero me ha venido, al final y al cabo); y 2.- He vuelto a apreciar el noble arte de la caligrafía (malamente, pero lo he apreciado).

(¡Virgen Santa! Qué degeneración de post. Qué mal están las cabezas (la mía peor que las de la mayoría. Ya sois conocedores de mis locuras transitorias -o no tan transitorias-...)

Bueno, ya sí que sí, la Rubia Neurótica por excelencia se retira. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid, deshacerla y hacer otra más grande. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid, deshacerla y hacer otra más grande, porque mañana vuelve a la playa. Una semana. ¿Se me había olvidado comentároslo? Ya sabéis, las cabezas... xD. Clic.

martes, 24 de julio de 2012

Hombres del mundo, ¡aprended a piropear!

Ha llegado el verano. Lo sé, llegó hace más de un mes. Soy rubia, pero no tonta. Lo que pasa es que hoy me ha pasado algo que me hace confirmar lo que ya sabía: los hombres (yo les llamaría neandertales, pero tampoco quiero ser demasiado grosera), en época estival, se vuelven (más) salidos y/o guarretes profesionales. ¿Que qué me hace confirmar tal pensamiento? Fácil: los piropos veraniegos.

Un "piropo veraniego" es aquella expresión que decide soltarte cualquier "hombre" a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar y en cualquier situación, con el que te sientes verdaderamente incómoda. "Ole esas piernas, ¡lo que daría yo por arrancarte esa minifalda a bocados", "Ains, que a gustito dormiría yo entre tus 'dos amigas'" o "Morena, qué feliz soy ahora viéndoos a todas las chiquillas con estas nuevas modas, que en mi época no enseñaban ni las pantorrillas" son sólo algunas de las cosas tan "especiales" que podemos escuchar las mujeres en los meses comprendidos entre junio y septiembre.

¿Se puede ser más soez que un neandertal masculino (sí, he decidido no llamarles más "hombres" en este post) "piropeando" (véase las comillas en la expresión), en verano? Definitivamente, no. Seres humanos con pene entre las piernas del mundo, nosotras, las mujeres, somos personas y, como tales, nos merecemos palabras cariñosas. O, mirad, simplemente palabras, y no balbuceos y chorradas varias que no nos hacen más que confirmar lo que todas suponíamos: que cuando pensáis con la bragueta, la sangre no llega a ninguna otra parte de vuestro cuerpo.

"Rubia, te comía hasta las caries." Eso ha sido lo más "bonito" que me han dicho en lo que llevamos de verano. Y, como a mí, a todas. Iba conduciendo y he tenido que escuchar tal "piropo" cuando estaba parada en un semáforo. Y, lo mejor de todo, es que no provenía del típico grupito de niñatos (seres con menos cerebro que un mosquito y que se escudan en los cristales de su coche para soltar estas pullitas tan "geniales"), sino que se le ha ocurrido a un hombre (¿He dicho hombre? Perdón, neandertal máximus) cincuentón, con traje y corbata, en su Lexus plateado.

Pobrecitos, me han hecho pensar que ellos, seres sudorosos de este planeta, no tienen la culpa. Según una reciente encuesta que he podido hacer a los neandertales de mi alrededor (que no son pocos, pero tampoco me puedo poner a pagar ahora a una empresa para que me haga un estudio con un número de sujetos 1000 y un margen de error del 0,5 -¡Oye, todavía recuerdo algunos conceptos de la maldita asignatura de la carrera de Investigación en información...!-) y, ¡sorpresa!, he llegado a conclusiones increíbles. La más importante y fundamental de todas es la siguiente: "No, Alba, nosotros no tenemos la culpa. La tenéis vosotras."

¿Nosotras? ¿Nosotras por qué? (Aquí es donde las respuestas de mis neandertales cercanos se unifican y responden al unísono: "Por ser tan guapas y vestir con tan poca ropa en verano". ¡Acabáaaaaaaramos! ¡Que ahora nosotras, mujeres del mundo, tenemos que vestir tapadas de los pies a la cabeza, cuando hace más de 45 grados a la sombra (y si nos ponemos ya un burka, mejor que mejor), para que no seamos "piropeadas" por tales especímenes!

Mirad, seres masculinos, os voy a decir un par de cositas:

1. Vestimos como nos da la real gana. Si queremos enseñar pierna, enseñamos. Si queremos enseñar escote, enseñamos. Y si queremos no enseñar nada, no enseñamos. Pero no nos vamos a tapar, porque ustedes, seres con pensamiento penil, nos vayáis a saltar con cualquiera de vuestras queridas frases del tipo "te lo comería tó", "ahí va esa guarrilla que se le ven las bragas" o, mi favorito, "te daba lo tuyo y lo de tu prima".

2. Un piropo (sin comillas) es algo agradable que gusta a la mujer que lo escucha. Si su cara es de "me das asco" (seguida, probablemente, de algún improperio, con toda la razón del mundo) es, sin duda, porque es una grosería como una casa. Imaginación, chicos, pero imaginación de la buena, no de la pollil.

Sin más, neanderthales del mundo y, más concretamente, de la capital de este nuestro querido país, al próximo que escuche decir una soez tan grande como vuestra cabeza (la que debería tener pelo, la de arriba, la que tiene orejas y boca), le increparé con algo aún peor. Y, creedme, tengo un gran poder de espontaneidad, que llevo oculta en mí una verdadera vocación de artista de la improvisación. Así que, obreros de los andamios (los menos, porque con esto de la crisis, pocos son los que están ahora a 50 grados a la sombra enfoscando una pared), taxistas, hombres cincuentones trajeados, niñatos de coches amarillos con las lunas tintadas y demás especímenes que se hacen llamar hombres, ¡un respeto a las mujeres! Y sí, nos encantan los piropos, ¡pero no los "piropos veraniegos"!

miércoles, 11 de julio de 2012

Querido Señor Rajoy:

A ver, a ver... ¿Con qué pie me había levantado hoy...? Ah, sí, con el derecho, ¡hasta que mi ex amigo Mariano (sí, Mari, has leído bien, ex, porque ya no te quiero nada de nada... -qué demonios, antes tampoco te tenía demasiada estima, pero, al menos, yo era tu rubia favorita...- Ahora, Mari, por favor, olvídate de que existo. Ah, no, espera, que me has olvidado a mí y a los de mi generación hace ya mucho...! Se acabó, no somos amigos, ni lo hemos sido ni lo seremos!). 

Que te nos desvías, Alba... ¿Con qué pie me había levantado hoy? Con el derecho, ¡hasta que, por cojones, Rajoy me ha hecho torcerme el tobillo y me ha obligado a caminar con el izquierdo...! Maldito Mari, con lo que me gusta a mí despertarme con cosas bonitas... (¡Ésta te la guardo!) Y, si algún zagal todavía rezagado (es que desde que escuché el ya famoso "ArraZo por donde paZo" me gusta mucho esa letra, mola, ¿verdad?) que sólo vive por y para tomar el sol en la playita y no ha visto las noticias (ojalá fuera yo, que allí parece que los problemas no te tocan...), resulta que eso, que nuestro querido 'presi' ha explicado (con sus ya esclarecedoras palabras que todos entendemos -ironía mode on-) sus nuevas medidas económicas "para acabar con el déficit", que nos van a tocar -un poquito bastante más- los bemoles y/o ovarios.

Veamos, puesto que mi ex amigo Mari (recordad, yo le quería porque era su rubia favorita, no por mucho más, la verdad...) ha decidido no dejarme vivir la vida con el éxito que me merezco o, al menos, vivir en condiciones o, simplemente, vivirla, he decidido escribirle una carta. He sido su 'favo' hasta ahora, bien entiendo que, por lo menos, lea mis palabras, ¿no? Ahí vamos:

Querido Señor Rajoy (dos puntos):

¿Cómo te va todo? Dudo que ahora estés demasiado bien, ya que te estarán lloviendo críticas por todas partes después de tu querido discursito en el Congreso... Siento decirte que, esta vez, no te escribo como amiga, sino como una indignada más de este nuestro querido, pero arruinado y supeditado al yugo europeo país. Como tú y yo siempre hemos tenido 'confi' ('ya tú sabeh', que siempre me decías lo guapa que estaba cuando me veías...), pues oye, te voy a escribir todo lo que pienso en privado para no montarte el escándalo en público (tengo muchos seguidores en Twitter (@albuli para aquellos que aún no lean mis geniales y audaces comentarios), así que podría armarte una 'true revolution'... -Cuán políglota soy, en el fondo, me encanto.)

Lo primero y más llamativo de todo: ¿Por qué decides subir el IVA normal al 21%? ¿Es que no tenías suficiente ya con el 18? No sé, es que creo recordar que hace poco más de un año liaste la de Dios, el Cristo de los Remedios y la Vírgen Santísima cuando mi otro ex amigo, ZP, decidió subirlo... Llámame demagoga o cínica, pero creo que tú has hecho exactamente lo mismito que él... No sé, quizás eso de que "todos los políticos sois la misma mierda con distinto olor" va a ser verdad... Con el cariño que os tenía, cuando a mis 17, en Bachillerato, me peleaba con mi compi Manza defendiendo que otro mundo era posible (cuán ingenua puedo llegar a ser...). Corrígeme si me equivoco, pero estoy casi segura de que en Francia el IVA está estipulado en un 19,6% cuando su salario base es de 1428€ y Holanda, con un 19%, cuando sus trabajadores cobran de sueldo mínimo 1446€. Corrígeme, repito, cuando pienso que ahogarnos con un IVA del 21%, cuando nuestro salario base es de 641€, es de locos, pero, oye, ¡que tú eres el experto!

Segundo y que me toca muy de cerca: has decidido acabar con la deducción por la compra de la primera vivienda. Ah, no, espera, que no me toca de cerca, ni de soslayo, ni con la puntita de la nariz. Vamos, que veo tan tan tan, pero taaaaaaaaaaan lejos el hecho de firmar unas escrituras de una casa mía que, bah, de esto ni me preocupo... 

También has pensado (tan inteligente tú) en reducir la prestación por desempleo a partir del sexto mes. A mí esto, concretamente, tampoco es que me toque demasiado de cerca, ya que, gracias a este sistema tan cojonudo de país y educación, ni siquiera puedo optar a cobrar el paro. Y sí, he trabajado hasta la extenuación durante cuatro años, pero en míseras becas y contratos precarios, con los que no reúno el puto mínimo para cobrar una mierda pinchada en un palo con moscas a su alrededor. Pero, oye, esto me jode mucho la moral porque conozco a cientos de personas que sí están en esa situación de cuerda en equilibrio haciendo malabares para llegar a fin de mes con la ridícula miseria que se les da... 

Tengo que reconocerte, Mari, que tú siempre has tenido esa extraña facilidad para explicarlo todo, con tu palabrerío y tus buenas maneras, para que nadie te entendiera. Tú sueltas tus pullitas y, como no te entiende ni Peter Parker, pues te quedas más ancho que largo. En esta ocasión, sin duda, tu ya querida frase "lo hacemos para animar la búsqueda activa de trabajo" no te ha surtido efecto. Todos hemos pillado tu intento de "incentivar" nuestros sentidos, porque, nada más escuchar tu comentario, algo en todos nosotros se ha removido por dentro. Tanto, que hemos querido llamarte de todo, y es que, no te mereces menos, querido ex amigo. Si crees que cobrando un subsidio que supone el 50% del empleo que antes teníamos, a partir del sexto mes, nos va a "incentivar" a la hora de buscar trabajo, eres cortito. Llámame loca, pero quizás lo que antes hacía la gente cada mañana saliendo con los currículums en la mano, entregándolos en todas partes, también se llama "buscar empleo", pero, oye, lo mismo me confundo... No sé, Mari, ¿tú qué piensas?

Otra cosa que te quería reprochar es tu decisión de "eliminar la segunda de las pagas extraordinarias en funcionarios". Vamos, que quitas la paga de Navidad a cientos de miles de personas. Gracias, Mari, gracias a ti miles de familias pasarán unas fiestas navideñas canutas, y no sólo por realizar un tijeretazo de este calibre, sino por todos los recortes que les has hecho ya. La excusa de "es que tienen un empleo fijo" ya no vale. Siempre pagan los mismos. ¡Basta ya, cojones! Ya te veo venir, no me vengas a decir ahora que vosotros, los altos cargos, también os habéis quitado de cobrar esa paga... Lo que yo os haría, quizás me equivoque, sería rebajaros el sueldo un 60% a todos, pero no sólo en Navidad, sino todo el puto año, a ver cómo os sentaba...

Hay otras muchas medidas de recortes, como las de acabar con las Diputaciones o las ayudas a sindicatos y partidos políticos que también tendrían tiempo de discusión, pero tampoco quiero aburrirte, Mari. Sólo decirte un par de cosas más. Bueno, más que cosas, consejos, pero oye, tú si quieres los tomas y, si no, los dejas (como las lentejas):

1. Quizás uno de los graves problemas de este país esté en el número de políticos chupópteros que vivís de los contribuyentes. Para que te hagas una idea, nosotros, que somos algo más de 47 millones de habitantes, contamos con casi 450.000 políticos a sueldo (uno por cada cien personas). Sin embargo, un poquito más arriba, en Alemania, son casi el doble de habitantes que nosotros, pero ¡ojo! sólo cuentan con 150.000 políticos en su haber... ¡Haz las cuentas, que no es tan difícil!

2. Y, si seguimos con nuestros eurovecinos, los alemanes, te aconsejo que leas su proyecto de ajuste de 2003 cuando su país también estaba en plena recesión y, no me preguntes cómo, pero consiguieron colocarse a la cabeza de los países europeos sin subir los impuestos (de hecho, los bajaron) y sin joder su sistema del bienestar. Mari, Mari, ¡no me repliques! ¿Qué no te lo crees? Pues lee este artículo de S. McCoy, en el que cuenta exhaustivamente cómo lo logró Alemania. 

Después de explicarte todo esto, se me viene a la cabeza algo... No sé si alguna vez te he contado que antes de estar hiper mega súper ultra convencida de estudiar Periodismo (gilipollas de mí), pensé, por un momento, en hacer la carrera de Ciencias Políticas... No sé si conoces tampoco el hecho de que ahora he echado la solicitud para estudiar Criminología y/o Psicología... ¿Cómo lo ves? Es que estoy pensando en retomar mi idea de estudiar Políticas... Total, parece ser que es el único trabajo bien pagado de este país. ¡Qué más da un puñado de críticas si me lo estoy llevando calentito, ¿verdad?! Venga, va, te prometo que si me enchufas a dedo en algún cargo, retiro todos mis malos pensamientos hacia tu persona, ¿quieres? Mari, Mari, ¡no me mientas!, que claro que existen los cargos a dedo, ¿si no de qué han nombrado al hijo menor de Esperanza Aguirre asesor del Ministerio de Economía? ¡Ay, que te he pillado!

Bueno, tengo que dejarte ya, no quería aburrirte y al final mira toda la parrafada que te he soltado... Si es que ya me conoces, Mari, que cuando me pongo a largar, ¡no paro! Serás tú, ¡que me das motivos diariamente! Sin más noticias por el momento (dudo que me dejes tranquila mucho tiempo), me despido de ti, no sin antes darte un fuerte aplauso por tu súper discurso de hoy, que seguro te ha dejado la boca seca de tanto hablar: PLAS PLAS PLAS (Ah, no, espera, he dicho que uno solo: PLAS -y, si te descuidas, no te doy ni medio-.)

Un fuerte abrazo a ti y a tu siempre y sexy barbita, que me pone tontuca, de tu ex rubia favorita,

Alba.

P.D.: Ains, Mari, se me olvidaba decirte que espero que te acuerdes un poquito de mis congéneres de profesión, los periodistas, bueno, mejor dicho, los periodistas que tienen la suerte de trabajar, y les hagas un poquito de caso, que hace demasiado que no das la cara en una rueda de prensa... Eso de hablar en el Congreso y luego salir huyendo por la puerta de atrás no gusta demasiado... Te lo digo por ti, que sabes que, en el fondo, siempre miraré por tu bien, Mari, Mari...

martes, 3 de julio de 2012

Rebajas, ¡qué gran palabra!

Rebajas. Saldi. Sales. Soldes. Da igual en qué idioma se pronuncie, el caso es que es una de mis palabras favoritas en cualquier diccionario que se precie. Es que suena fenomenal, ¿a qué sí? Re-ba-jas. Y no sólo por lo bien que suena al pronunciarla (rebajas, rebajas rebajas, ¡Dios, no puedo parar!), sino por lo que significa: descuentos, porcentajes, precios más bajos, ropa, zapatos, ¡felicidad!

La época de rebajas es, sin duda alguna, una de las fechas más importantes del año. Pensadlo, una Rubia Neurótica con auténtico fanatismo por las compras, en rebajas, ¡Dios, si es que no se puede pedir más...! Cientos de tiendas esperando deshacerse de sus artículos "pasados de temporada" por compradoras impulsivas, como la que suscribe.

Muchos de vosotr@s (mayoritariamente hombres) nunca entenderéis lo que significa para una mujer el término "irse de compras". Es un estado de éxtasis máximo, y si la Visa que gastas no es la tuya, sino la del novio/marido que no entiende el porqué de tanto gasto, más nos gusta. Y si a ese grado de excitación infinita le sumas un 50% de descuento, ahí ya puedes morir de placer.

Pero, ¿qué son las rebajas? Bien, os lo explicaré: es una jungla repleta de lobas psicópatas en busca de las mejores gangas, donde yo, señores, soy la REINA. Pero REINA con mayúsculas, que nadie pretenda arrebatarme el puesto, porque puedo hacer mucho daño...! (No es broma, hablamos de Rebajas, y yo por un vestido de Prada a mitad de precio, ma-to).

Da igual estar forrado, ser currito y estirar la nómina hasta fin de mes o ser un puto parado que no le llega ni para Coca-Cola (éste último y penoso caso es el mío), las Rebajas son ineludibles, imprescindibles, inevitables. Podremos gastarnos mil euros (ya quisiera) ó 200, pero no hay persona humana que no haya experimentado alguna vez esa sensación de comprar a un precio menor del estipulado en un principio.

Existen diferentes tipos de persona (mayoritariamente mujeres) en estas fechas tan señaladas (madre mía, cuán importante me siento. Debo ser Reina de verdad, porque ya empiezo a hablar como el Rey al comenzar sus discursos de Navidad: "Me llena de orgullo y satisfacción en estas fechas tan señaladas"). Bueno, que me pierdo; iba por los tipos de personas que compran en Rebajas: las ahorradoras, que tan sólo gastan en aquello que realmente necesitaban y que han estado esperando durante cuatro meses para poderlo comprar (con suerte) con un descuento del 30%, y las compradoras compulsivas (véase mi persona), que gastan todo lo que tienen (y lo que no tienen también) en comprar trapitos que, normalmente, sólo usan una vez (dos si la prenda les encanta). Lo mejor de éstas últimas (o sea yo) es que aman las Rebajas, pero como buenas compulsivas, si ven algo que les gusta, se lanzan a ello sin dudarlo, aunque queden menos de 24 horas para que le cuelguen la etiqueta de "Sales".

Yo, como experta en el tema (tengo un máster en moda, no es broma, ¿eh?) , debo deciros que no es oro todo lo que reduce: hay que estar preparado física y mentalmente para un acontecimiento de este calibre. Si no estás dispuesto a darlo todo para comprar ese bolso que tanto ansiabas por 60 euros menos, despídete de seguir leyendo, porque es ahora cuando llegan mis consejos para ser una fashionista con ojo crítico rebajil (viva yo y mi invención de palabros varios. Si es que tengo un vocabulario muy rico...):

Lo primero de todo es hacer un análisis de campo, un estudiado reconocimiento visual de las zonas a invadir. En términos normales, que os conozcáis las tiendas, vamos. Yo, como fanática absoluta, os recomiendo que visitéis tooooodos los centros comerciales a 40 km a la redonda, así podréis elegir en cuál de ellos os sentís más cómodos para, posteriormente, quemar las tarjetas. Importante: siempre ganaréis tiempo en recintos cerrados, nada de ir al centro. Ya lo he experimentado y es demasiada locura hasta para mí, una loca con diploma acreditativo.

Segundo: absteneos perezosos, vagos y demás flojeras que pretendan ir a las Rebajas cuatro o cinco días después de la inauguración. Un buen comprador siempre, siempre, siempre (repito, siempre) deberá estar el primer día en la puerta, ¡y antes de que abran! Diez minutos después y las marujonas con rulos y rodillo en mano ya os habrán levantado toda la mercancía de primera calidad.

Tercero: ¿Qué es eso de escoger color y/o talla? Por Dios, son las Rebajas, es una jungla, ¡arramplad con todo, que ya tendréis tiempo de probaroslo en casa con tranquilidad! 

Cuarto y último (pero no por ello menos importante): id siempre acompañados (mayoritariamente por novios con un gusto cero por las compras). ¿Que por qué? Fácil: ahorra tiempo y sirven de perchero y/o burro de carga. Cada vez que entréis en una tienda, él deberá colocarse en la cola para pagar. En ella habrá, probablemente, una media de cinco millones y medio de personas, con lo que contarás con, aproximadamente, 25 minutos para recorrer la tienda y coger todo (repito, todo) lo que caiga en vuestras manos. Una vez que hayáis escogido lo que os gusta (y lo que no os convence también, recordad, nada de probadores, que para eso está el espejo de nuestra casita -porque en las tiendas, señores, los cristales son cóncavos y hacen los cuerpos más estilizados, que lo sepáis), que él ya os estará esperando en la caja para pagar (con un poco de suerte, con su American Express). Después, y antes de pasar a la tienda número 53, tú sólo deberás estirar el brazo, a lo que él, amablemente, (y si no también), cogerá vuestras bolsas durante toda la jornada. Así, una y otra vez, hasta que una de dos: ya hayáis visitado todas las tiendas del centro comercial o segundo, hayáis acabado con todos vuestros ahorros para las vacaciones y/o subsistir sin tener que pedir ayudas sociales.

Creo que nada más... Con estos consejos de la Rubia Neurótica no tendréis problemas a la hora de ser unos buenos (qué digo bueno, óptimos) compradores en Rebajas. Eso sí, ya para las de enero, que éstas de julio ya han pasado y sí, señores, ¡he arramplado YO con todo!